No me andaré por las ramas: estoy enfermo.
«sí, viendo por dónde te tiras con la bici, ya empezábamos a imaginarlo»
Ya, bueno, pero no me refiero a eso, sino a que padezco lo que científicamente se conoce como: el síndrome de la llanura. Que igual no os suena mucho porque es más común encontrarlo por sus siglas anglosajonas, o LLS, [ de, LLanura`s Sindrom, naturalmente ], o bien, por su nomenclatura latina: llanurae sindromus. Tecnicimos aparte, es, como no podía ser de otra manera, una enfermedad mental.
Una enfermedad que te afecta al regresar de lugares como los Alpes. Es decir, antes, vivía en un sitio rodeado de montañas y bosque por todos los lados [ menos el del mar, claro ]. Y digo antes y vivía, porque desde que volvimos de tierras alpinas, eso, el pueblo donde vivo, no deja de ser una simple llanurita, con algún repechito, sí, pero poco más. Que se puede subir todo en plato mediano, leñe!!
Cuán fabuloso me había parecido, hasta el mes pasado, el monte Jata y sus 600, increíbles, metros de altura!!!
Cuántas veces he sacado pecho al decir que he subido corriendo a Sollube, que son 800 metrillos nada más…
Pero creo, y esto es algo que he podido comprobar esta semana, que no os hacéis mucha idea de lo que es subir 18.000 metros de altura en ocho días, unos 2250 metros diarios. Así que os haré unas pequeñas equivalencias de andar por casa:
— Subir a Artxanda son 200 metrillos, es decir 11.25 veces al día para hacer 2250 y, 90 veces en ocho días.
— El Faro de Moncloa, 110 metrillos. O sea, 20.45 ascensiones por día, 163 en toda la excursión.
— Un escalón standard europeo tiene, y lo he medido, la friolera de 20.574 cm [ 8.1″ inglesas]. Así que para hacer 2250 metros, te tienes que subir 10936 escalones enteros y un %10 del siguiente, el 10937. Y si empleases un segundo para cada escalón, te llevaría sin hacer paradas, poco más de tres horas llegar hasta lo alto. Y, a esas alturas, el %10, si quieres, te lo perdono.